Al caminar, con o sin rumbo, nuestro cuerpo viaja a la velocidad de nuestra mente. Solo cuando damos un paso tras otro podemos descubrir la tierra que pisamos, y a nosotros mismos. La capacidad de andar erguidos nos convirtió en lo que somos, y al dejar de caminar abandonamos también nuestra esencia, nos convertimos en otra cosa.
Kagge, Erling. Caminar, las ventajas de descubrir el mundo a pie. Penguin Random House, 2019
Realizamos en esta ocasión la ruta del Sendero restringido de la Vegueta del Fresno, en el Parque Natural Sierra de Cardeña y Montoro en el que nos vamos a acercar a la ribera del Río Yeguas, límite natural de las provincias de Córdoba y Jaén y límite entre el PN Sierra de Cardeña y Montoro y la Sierra de Andújar y que destaca por ser un reducto de bosque Mediterráneo en el que encuentran refugio una rica fauna, entre la que destaca la población de lince ibérico y donde podemos observar aves como el águila imperial, el buitre leonado, abubillas, mirlos, urracas etc. A lo largo del sendero podemos ver algunos berrocales de granito con sus características bolas y la alternancia de distintos tipos de vegetación, pasando del paisaje adehesado a la salida de la aldea, con ovejas, vacas y piaras de cerdos ibéricos, pasando al bosque mediterráneo o los bosques de ribera junto a los arroyos de Las Cantareras y del Vaquerizo para bajar hasta el cauce del Río Yeguas y alcanzar hasta el final del sendero en el que se encuentra un bonito mirador muy apto para tomar un refrigerio. El camino de vuelta lo realizamos parcialmente por el mismo camino de ida, salvo por un pequeño tramo que pasa por un pinar de repoblación y desemboca junto a la verja de una finca privada desde la que deshacemos el camino de ida.
Para realizar esta ruta es necesario pedir un permiso previo a la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul , con una antelación mínima de 15 días hábiles , especificando el motivo , número de personas y fecha solicitada. El permiso se puede gestionar desde esta página web o mediante solicitud a la Delegación Territorial de Córdoba (Tel. 957 00 13 00) Desde mediados de junio a mediados de septiembre, el sendero permanece cerrado por riesgo de incendio forestal.
Comenzamos a caminar en la Aldea del Cerezo, una pedanía de Cardeña que vivió sus tiempos mejores con la explotación de la minería y el pastoreo y su declive se inició en la década de los 60 con el éxodo rural y el agotamiento de los recursos mineros. Actualmente el lugar ha sido rehabilitado y se explota como casas de Turismo Rural . Hay un Centro de visitantes que se encontraba cerrado el día de la visita. El sendero es lineal, tiene una longitud de unos 7 km y un desnivel de unos 440 m. Se comienza en un leve descenso entre fincas privadas dedicadas a la ganadería de ovejas, vacas y cerdos ibéricos. A unos 800 m de camino encontramos la primera cancela que evita el paso de los vehículos a motor pero que tiene un paso practicable para los caminantes. En la cancela podemos reconocer un grabado del Lince Ibérico, que es la estrella (muy esquiva) de este parque. Algo más adelante nos encontraremos con un pequeño mirador sobre el Arroyo de las Cantareras y a nuestra izquierda podemos ver el Cerro del Colchón (705 m) cubierto de una densa vegetación entre las que se distinguen unas manchas de quejigos. Sobre la cima sobrevuelan algunos buitres leonados y algún buitre negro.








A medida que descendemos por la pista comenzamos a divisar al fondo la Sierra de Andújar y el valle del Río Yeguas. A nuestros lados una sucesión de lentiscos, jaras, coscojas y encinas nos recuerdan el bosque mediterráneo primigenio. Una segunda cancela practicable nos adentra en la zona de reserva biológica del parque, con un panel interpretativo de la vida y costumbres del lince. No vemos ningún lince, pero por el camino podemos ver sus huellas y algunos excrementos. Llegamos a un cruce de caminos en el que vemos un indicador hacia el cauce del Río. En la bajada cruzamos el Arroyo del Vaquerizo (completamente seco) y nos acercamos a las pocas pozas con agua del Río Yeguas en las que sobreviven algunas ranas y anfibios.





Volvemos sobre nuestros pasos y continuamos por el camino principal hasta llegar al fin del sendero. Bajo unos pinos unos cómodos bancos nos ofrecen un lugar para tomar la fruta, contemplar la Sierra de Andújar y las montañas cercanas de Ciudad Real.






Tras la fruta retomamos el camino de vuelta, ahora ya en abierta subida y nos desviamos hacia la izquierda por un camino de servicio tras el que pasamos un tramo de cortafuegos algo más complicado junto a la valla de un coto de caza y volvemos al camino de ida. Cruzamos la cancela primera y llegamos a la Aldea, llena de familias haciendo picnic y disfrutando de una tarde de domingo.






En resumen, una ruta preciosa, de una dificultad moderada tanto por la distancia como por el desnivel a superar, y en un entorno pleno de tranquilidad y naturaleza. Una ruta nada complicada que una persona con una forma física normal, con un poco de motivación y haciendo varias paradas no pueda realizar y disfrutar.
Aunque el recorrido está suficientemente señalizado y acotado y no presenta problema alguno de orientación, dejo aquí el enlace al track de nuestra visita.