El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se había visto en verano, ver de día lo que se vio de noche, con el sol lo que antes se vio bajo la lluvia, ver la siembra verdeante, el fruto maduro, la piedra que ha cambiado de lugar, la sombra que aquí no estaba. Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado. Hay que comenzar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino.
Saramago, José. Viaje a Portugal. 1981, Fundación José Saramago
En nuestra sexta etapa de este Camino Portugués a Santiago por la costa caminamos desde el lugar de Afife (justo en el punto de la subida de Cabanas donde lo dejamos ayer) hasta la población de Caminha en la frontera española. Durante la ruta subimos al monte da Suavidade de 183 m (cima de la jornada) y tras el descenso pasamos por las freguesías de Ancora, Vila Praia de Ancora, Moledo e Cristelo (todas ellas de Caminha) y terminamos la etapa en el puerto junto a la parada del Ferry que cruza cada hora hasta España y vuelve.
Etapa sencilla y sin complicaciones, con unos buenos kilómetros por la Eco vía Litoral Atlántica, en un día luminoso y un poco fresco.
Tras parar la etapa quinta en Afife, para hoy nos ha quedado una cómoda etapa de 15,65 km con una única «tachuela» de 183 m y luego un agradable paseo por los tramos terminados de la Ecovia Litoral Atlántica con una muy buena señalización, un firme en buen estado y, de momento, poco transitada. Únicamente en un punto, nada más pasar el río Ancora, hemos tenido que dejar el camino y buscar una ruta alternativa por los campos aledaños por la cantidad de agua de las escorrentías de las lluvias de los días pasados.
Comenzamos a caminar en el cruce de la Estrada de Cabanhas con el Caminho da Pioca, una calle con el típico empedrado portugués, entre dos muros. A los pocos metros entramos en un frondoso bosque de pinos y eucaliptos junto a la Capilla de Nossa Sra del Amparo, sencilla y con un área recreativa alrededor. Nos internamos en el bosque, en suave subida mientras por el camino vamos encontrando cruceiros más o menos historiados, una fuente con lavadero y área recreativa, alminhas y otros elementos correspondientes a las supersticiones populares. Tras coronar el Monte da Suavidade, iniciamos un pronunciado descenso que nos deja a la entrada de la freguesía de Áncora, en el paraje de la Fonte de Crasto con fuente, lavadero y área recreativa. Áncora es una freguesía amplia, de casas bajas, muy cuidadas en cuyas calles se respira tranquilidad. Recorremos toda la calle principal que desemboca en un callejón, Caminho da Torre, que nos llevará directamente al río Ancora.














Al comienzo del Caminho da Torre hay un área recreativa con fuente, un peto o alminha en forma de capillita y un perrete que nos acompaña alegremente hasta el Río Áncora. El río Áncora baja bastante caudaloso pero lo cruzamos sin dificultad por el puente da Torre, un sencillo pero sólido puente de piedra sin antepecho ni florituras. Nada más cruzar el río el perro que nos acompaña se vuelve hacia Áncora y encontramos el camino completamente inundado por las aguas del arroyo das Escadas. A la derecha del camino hay una casita de piedra con dos escalones que nos permiten subir a un terreno cultivado por encima del nivel del camino y siguiendo la linde conseguimos salvar el problema del agua.






A menos de un km llegamos a las primeras casas de Vila Praia de Áncora, una freguesía de casitas de pescadores en origen y ahora un centro de turismo playero. Cruzamos el núcleo y pasamos por la praza con la Capilla de Nossa Senhora da Bonança. Edificada a finales del S. XIX, esta capilla acabada en estilo neoclásica presenta un aspecto imponente en relación con las casitas que la rodean. La calle que sale de la plaza de la capilla desemboca en pleno paseo marítimo con numerosos cafés y el fuerte da Lagarteira, del siglo XVII con un gran escudo real coronando la puerta principal (ahora en obras). Nos hacemos unas fotos en la letras en acero corten que forman el nombre de la villa, pasamos ante un monumento homenaje a los pescadores y sus mujeres y tomamos un café antes de proseguir la caminata.




A partir de este punto nuestro camino tiene al Océano Atlántico como acompañante. Hoy está muy sosegado y la marea baja deja a la vista piscinas y enormes bloques de piedra. El paseo cuenta con diversos elementos decorativos como soportes con vidrios coloreados, claves de sol, bancos y medias barquitas usadas también como bancos para contemplar las puestas de sol y el vaivén de las olas. Poco más adelante llegamos al paraje en el que se encuentra la Capilla de San Isidoro. Nuestra llegada coincide con la llegada de un rebaño de ovejas y cabras que pasan por un partidero en el que el pastor las va clasificando. En este punto justo comienza el último tramo de la Ecovía Litoral, por lo que la caminata torna en paseo. Al fondo ya podemos atisbar el Monte Tecla, en la orilla española y en primer término una gran playa repleta de surfistas. Junto a la playa la freguesía de Moledo con una única y larguísima calle con casas más o menos señoriales a ambos lados.






Al final de la Calle una rotonda con una escultura homenaje a los pescadores. Otra calle larguísima nos adentra en la freguesía de Cristelo con una Alminha hacia la mitad, nombradas como Alminhas do Camarido. Un poco más adelante pasamos ante la Capilla de Nossa Sra da Agonia y un par de columnas historiadas nos dan paso a Caminha. Callejeamos ante la enésima estatua homenaje a los pescadores y llegamos a la Plaza Conselheiro Silva Torres donde admiramos la bonita arquitectura que la rodea: La torre del reloj, la Igrexia Matriz y el teatro. Por la rúa Cons. Miguel Dantas accedemos a un paso subterráneo que nos deja ante el embarcadero. Es la hora de comer y el barquero tiene un compromiso de paseo por el río Miño en media hora. Buscamos un buen restaurante, no nos cuesta mucho, y damos por terminado este tramo del Camino Portugués a Santiago por la costa. En cuanto tengamos algunos días disponibles terminaremos la parte española de este camino.






















En resumen, estamos absolutamente sorprendidos de cómo ha quedado este camino (remodelado en 2020) evitando las largas caminatas que tenía por los arcenes de las carreteras, pasando por sitios y parajes naturales de gran belleza y acompañados de una riqueza patrimonial extraordinaria. No podemos olvidarnos de la inmensa amabilidad de cuantos portugueses se han cruzado en nuestro camino, su infinita paciencia intentando darnos las indicaciones precisas para llegar a nuestro destino siempre con una sonrisa. Un saludo también para las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago que han señalizado la ruta y nuestra gratitud a los 10 municipios que luchan por la homologación de este tramo.



Todo nuestro caminar de hoy ha quedado recogido en este track.
Me encanta la cita de Saramago que encabeza el artículo de la etapa.
Todos los que tenemos el senderismo cómo pasión, sabemos que, por mucho que repitamos un sendero, nunca es el mismo.
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